En Un perdedor sin futuro
Raúl Solís busca retratar la esperanza de una generación sincera, voluble,
cínica, rebelde y violenta. Sus personajes, jóvenes en su mayoría, se aferran a
encontrar su lugar en este mundo. Son las calles de la ciudad de México las que
los ven nacer, pervertirse, mentir y jugar sin pensar en las consecuencias de
sus actos. Para ellos, pareciera que no existe un futuro, tan solo el presente.
Tan solo el vacío y la soledad.
Lee: «Elucubraciones desde el fracaso: Un perdedor sin futuro», de David Ledesma.
Sin embargo, a través de una prosa sencilla, y con un tinte perverso
y erótico, los 14 cuentos de esta colección nos recuerdan que el día a día se
vive mejor si al final se tiene una buena historia que contar.
«Reímos. Todos con vidas interesantes.
Preguntamos acerca de los otros. Sabíamos muy poco. Contamos lo obvio: la boda
de fulano, el nacimiento del hijo de zutano, el que cruzó la frontera… Teníamos
futuros prometedores que habían sido truncados muy temprano.»